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Carta de la Priora General

Carta de la Priora General – Nuestra Señora del Rosario 2023

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Nuestra Señora del Rosario 2023

Queridas  hermanas:

Cuando comienza el mes de octubre me viene al pensamiento la celebración de la fiesta de Ntra. Señora del Rosario, una celebración muy entrañable para nosotras ya que venimos de las raíces de la Provincia de la Orden que lleva su nombre y crecemos como Congregación bajo su protección.

Hoy día vivimos en una sociedad que se enfrenta con distintos desafíos. A veces nuestro estado de ánimo se decae, porque cada día, lo que vemos en los medios de comunicación y en las redes sociales son diversas noticias y sucesos que tienen que ver con problemas graves de la sociedad actual: la guerra, el cambio climático, la pobreza y más..; que aunque intentamos ver los signos de la presencia de Dios, nos encontramos con signos opuestos, negativos, que nos hacen creer que Él está ausente… y se oye la pregunta: “¿tiene sentido creer, tiene sentido orar?”. Esto me mueve a volver la mirada hacia aquel acontecimiento histórico importante que impulsó a que se estableciera esta fiesta con advocación de la Santísima Virgen del Rosario:  La Batalla de Lepanto el 7 de octubre 1571.  

Se cuenta que mientras en el Mediterráneo se libraba la última gran batalla naval de la historia, en Roma miles de fieles recitaban el Rosario acompañando al papa Pío V.  La batalla duró desde las primeras horas de la mañana hasta la noche, y en la mañana siguiente el Papa anunciaba la feliz noticia a todos los presentes reunidos en la plaza: la Santísima Virgen había concedido la victoria a los cristianos.  En el aniversario de esta victoria Pío V instauró su conmemoración litúrgica denominándola Nuestra Señora de las Victorias; después, su sucesor, Gregorio XIII, cambió el nombre de la festividad al de Nuestra Señora del Rosario.

No es la única “victoria” atribuida a la intervención de la Virgen del Rosario. Otras batallas se conquistaron bajo su imagen o protección.  Además, en las apariciones reconocidas de la Virgen siempre llevaba el Rosario, indicando la importancia de rezarlo, porque en realidad, en todos los tiempos, junto con el mundo de la solidaridad, de la justicia, de la disponibilidad al servicio y del amor, existe también

 

el mundo de la violencia, de la opresión, de la mentira, del propio interés… y la Virgen nos ha dado una herramienta para ayudarnos a dirigirnos a Dios y asegurarnos de su ayuda porque una madre nunca abandona a sus hijos. En tiempos más tumultuosos, la presencia de la Virgen a través del rezo del Rosario ha sido siempre una fuente de fuerza para seguir creyendo, seguir esperando, seguir aspirando y luchando que se cumpla el plan de Dios en todo.

Es bueno señalar que María también vivió en su propia carne el sufrimiento.  Al nacer el Señor, su hijo, en un pesebre, sin cuna ni ropa adecuada, ¿qué hay más cruel para una madre que ver a su propio hijo sufrir la miseria? Más aun, viendo a su hijo en la cruz, sufrió hasta el fondo de su alma. Pero ella no se desanimó, ni se quejó.  Conservaba todo y lo meditaba en su corazón; aceptaba la realidad como llega, lo meditaba desde la perspectiva de Dios para captar su sentido.

María conoce muy bien las dificultades y los sufrimientos que tenemos que sobrellevar en nuestra vida, también los desafíos que el mundo atraviesa. Por eso, podemos agarrarnos a su mano para sostenernos con fuerza y ánimo.  Estoy convencida que el rezo del Rosario tiene un valor innegable porque es contemplar la fe inquebrantable de la Virgen, y cada vez que lo rezamos nos confirma en la fe, en nuestra vocación y en nuestra misión.  Nos hace ver la grandeza del amor de Dios, manifestado en cada misterio que meditamos. María nos ha mostrado que tiene sentido creer y nos asegura que tiene sentido orar.

En la Batalla de Lepanto, miles de cristianos recitaban el Rosario con el Papa.  Creo también que rezarlo en comunidad, en familia, como grupos de creyentes añade fuerza a esta preciosa oración.  Vale la pena difundir su devoción.

Pidamos a la Virgen del Rosario que nos sostenga en nuestra peregrinación en este mundo y que nos ayude a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio.

 

¡Feliz fiesta a todas!

 

 

                                                                       Un abrazo fraternal y mi oración,

Sor Mª Asunción González, O.P.

                                                         Priora General

 

 

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Carta de la Priora General – Sto Domingo de Guzmán

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Sto. Domingo de Guzmán 2023

Queridas hermanas:

            Al finalizar nuestro encuentro de gobiernos, en vísperas de celebrar la fiesta de nuestro padre Sto. Domingo, deseo animaros a dar gracias a Dios por hacernos partícipes del carisma que él nos ha legado y que siempre es actual donde quiera que desempeñemos nuestra misión.  Nuestro Padre nos dejó un carisma que tiene que seguir dando vida como él la dio en su tiempo.

En el encuentro de gobiernos hemos podido constatar distintas vivencias en el ejercicio de la autoridad y la sinodalidad en nuestro instituto, vivencias que a veces obstaculiza nuestra misión como portadoras de la verdad y compasión que nuestro padre vivió en plenitud y deseó que siguiese como distintivo propio de la Familia dominicana. Por ello nos sentimos llamadas a fortalecer entre nosotras la cultura del cuidado y hacer más real la sinodalidad que ya se refleja en nuestra estructura congregacional.

Veamos más de cerca a nuestro padre y aprendamos su delicadeza en el trato con todos y en el ejercicio de la autoridad.  Su primer biógrafo y sucesor, fray Jordán de Sajonia, nos dice que «con su alegría se atraía fácilmente el afecto de todos y cuantos le miraban quedaban de él prendados; donde quiera que se hallase, en casa o de viaje predicando, siempre tenía palabras de edificación y abundaba en ejemplos con los que inclinaba a los ánimos de los creyentes al amor de Cristo».  Nuestra vida comunitaria será un espacio donde todas crecemos si tenemos siempre en cuenta el impacto que nuestra palabra pueda producir a quien la dirijamos. Una palabra de ánimo, de consuelo, de apoyo, de pedir perdón es suficiente para que la hermana se sienta valorada y amada; y a su vez capaz crear un ambiente donde nos sintamos más fraternalmente unidas unas con otras.

Domingo fue revestido de sensibilidad, ternura y compasión, esto le hacía tener una gran capacidad para salir de sí mismo y colocarse en el puesto y en la situación del prójimo, tanto en el dolor como en la alegría, porque compadecer al prójimo es sintonizar con él, compartir sus sentimientos. Su sensibilidad y su ternura lo mostraba en el trato cálido y humano con todos.  La ternura que sentía hacia todos, hizo de él un experto en la corrección fraterna, “todos los hombres cabían en la inmensa caridad de su corazón, y, amándolos a todos por todos era amado”.  La dignidad de la persona para él era sagrada por eso  siempre corregía con amabilidad cuidando no herir a nadie.

Él también tuvo presentes los valores de la solidaridad, la colegialidad, la búsqueda de la verdad y el bien común. 

Según su biógrafo Pedro Ferrando, la compasión resplandece ya desde su niñez: “Desde su infancia creció con él la compasión, de modo que concentraba en sí mismo las miserias de los demás, hasta el punto que no podía contemplar aflicción alguna sin participar de ella”. Hay un acontecimiento famoso del joven Domingo que viene bien recordar aquí. Una gran hambre sobrevino en la región de Palencia. Domingo se compadeció profundamente de los pobres y les fue entregando todo lo que tenía, incluso lo que más apreciaba, sus libros, que estarían llenos de notas y que supondrían una fortuna, no sólo económica sino intelectual. Con este gesto brillaba la solidaridad de nuestro padre.

También fue atento a los signos de los tiempos,  sensible y abierto a las realidades humanas y a los acontecimientos temporales, porque en ellos también habla Dios.  Él veía cada situación con los ojos de Dios y fue capaz de comprender cada momento e iluminarlo con la luz del Evangelio, abierto al diálogo con los hermanos, lo cual significa escuchar, además de hablar.  Preguntémonos sinceramente, ¿cómo es nuestra manera de escuchar? La verdadera escucha implica no sólo el oido sino todos los sentidos y con empatía, haciendo que el otro se sienta acompañado en su caminar, sin olvidar que lo que se busca es la voluntad de Dios.

Hermanas, nuestro padre Sto. Domingo tiene mucho que enseñarnos, estemos abiertas para fortalecer en nosotras estas caracteristicas tan actuales y necesarias en nuestra vida y sociedad actual.

Ante la Virgen del Camino pido para que ella  nos proteja en nuestro diario caminar.

¡Os deseo una feliz fiesta de nuestro padre Sto. Domingo!

                                                                       Un abrazo fraternal y mi oración,

Sor Mª Asunción González, O.P.

                                                         Priora General

 

 

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Carta de la Priora General – Santa Catalina de Siena 2023

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Santa Catalina de Siena 2023

Muy queridas hermanas: 

En medio del gozo de la Pascua de Resurrección, nos encontramos con la celebración de la fiesta de nuestra gran hermana, Catalina de Siena, un motivo muy apropiado para seguir profundizando en el Misterio de Cristo Salvador y de la Iglesia, dos temas que estuvieron muy presentes en el  corazón y en la vida de la santa.

Este momento en el que todavía resuena en nuestro corazón y mente la celebración de los 90 años de la Erección canónica de nuestra Congregación, Sta. Catalina nos da un ejemplo de entrega al servicio de Dios y de la Iglesia.  

Viviendo en una época extremadamente convulsa, la santa, por amor a Cristo, supo siempre amar a la Iglesia. Aprendió a reconocer en ella el cuerpo del Señor, cuerpo tan a menudo desfigurado y desgarrado. Supo realmente «ensuciarse las manos» reconociendo siempre y en todo caso que Cristo está presente en el Papa como en los pobres, en los que sufren, en los presos, en los sacerdotes, en las familias, en la jerarquía eclesial aunque dominada por la mundanidad y el poder.

Este fue el cuerpo de Cristo que Sta. Catalina tocó con sus manos, el cuerpo de Cristo que siempre ha amado incondicionalmente. Ella estaba convencida que nadie puede volver a gozar de Dios en el abismo de la Trinidad, sin la ayuda de la Iglesia, porque todos tenemos que pasar por la puerta de Cristo crucificado, y esta puerta no se encuentra en otro lugar que en la Santa Iglesia.

Podemos decir que la realidad en que Sta. Catalina vivió se puede comparar con nuestra propia realidad.  No hace falta enumerar situaciones que reflejan “el cuerpo desfigurado y desgarrado del Señor” en el mundo y en la Iglesia misma.  Y este es el reto que nos toca afrontar, y espero que así sea, con renovada entrega como nos comprometimos en la celebración de nuestros 90 años a mantener el brillo de la misión que el Señor nos ha confiado.

El caminar juntas en este tiempo que nos toca vivir nos implica no sólo a nombrar los errores o señalar causantes, sino como Sta. Catalina esparcir a los cuatro vientos, a través de nuestra vida, profundas convicciones de valores constructivos de perdón,  reconciliación y paz.

Catalina, sumida en la amargura por los males que agobian a la Iglesia, se abisma en la contemplación de la Misericordia y de la Providencia y puso toda su confianza en la promesa de la misericordia divina sobre el hombre y la Santa Iglesia. Su fe inquebrantable y experiencia de Dios, la movió a despertar un mundo adormecido y sordo del grito de los hermanos sufrientes.

Catalina no disponía de los medios de comunicación modernos, no obstante, su predicación era más eficaz porque creía que es Dios mismo quien sigue escuchando los clamores de su pueblo y se manifiesta a través de los que llama para comunicar su misericordia siempre activa, la misericordia de la que somos objeto y sujeto a la vez.

Una evangelización como la de Sta. Catalina que grita con su vida, con sus palabras, con su ejemplo ante el mundo que le rodea, firme y fiel a su convicción de que “todo cambio ha de ser gestado en el corazón del hombre… donde se caldean la complementariedad y la fraternidad” puede ofrecer respuesta a lo que el mundo y la Iglesia necesitan en nuestro tiempo.

Hermanas, que el ejemplo y la intercesión de Sta. Catalina nos avive el fervor de nuestra entrega total a Dios y a la Iglesia.

            ¡Feliz Fiesta!

 

                                                                       Un abrazo fraternal y mi oración,

Sor Mª Asunción González, O.P.

                                                         Priora General

 

 

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Carta de la Priora General – Cuaresma 2023

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Cuaresma 2023

 

Queridas Hermanas:

 

            Comenzamos un nuevo camino de Cuaresma, la del año 2023, que se abre con la imposición de la ceniza. ¿Qué sentido tendría este acto en el contexto que vivimos? Gozamos de muchos progresos: realizar compras online, comunicarnos con personas de los cinco continentes, teletrabajar en casa, etc.; por otro lado, nos sentimos impotentes ante las diferentes guerras: de Myanmar, Ucrania, Syria… y otros conflictos armados en diferentes países que han sido relegado en segundo plano a los medios de comunicación, pero que gracias al reciente viaje del Papa Francisco a la República Democrática del Congo y Sudan del Sur, hemos podido constatar su existencia. 

            Ante esta realidad podemos preguntarnos ¿qué puede significar la ceniza en estos tiempos?  Pués lo mismo que en todas las épocas, nos ayuda a ser conscientes de nuestra fragilidad humana; nos recuerda, que a pesar de las grandezas humanas, somos débiles, y necesitamos hacer un alto en el camino para reflexionar. Nos introduce a adentrarnos en la Cuaresma, un tiempo de gracia que nos invita a mirar más de cerca nuestra relación con Dios, cómo nos hemos dejado transformar por su amor y que muchas veces suscita en nosotras el deseo de cambiar muchas cosas en nuestra vida, no sólo en los detalles externos, pero sobre todo en el sentido profundo, en las raíces, en totalidad.

            La Iglesia nos invita de nuevo a profundizar en las tres prácticas que propone para este tiempo: oración, ayuno y limosna.  La oración nos une a Dios,  nos centra en Él y nos ayuda a establecer un orden de prioridades. Hermanas, creo que en este aspecto tenemos mucho que trabajar.  ¿Realmente Cristo es el tesoro de nuestra vida? Si así es, descubriremos que no necesitamos tantas cosas materiales.  Esto nos llevará al ayuno, a prescindir de cosas innecesarias y compartir con los demás; y más aun a desterrar nuestras actitudes que impiden una verdadera fraternidad en la vida comunitaria.  La limosna que agrada a los ojos de Dios es la que brota de un corazón agradecido, dándose y compartiendo con los demás. Se concretiza en hacernos partícipes de los sufrimientos de nuestros hermanos y hermanas más necesitados, mostrando gestos de solidaridad especialmente a aquellos que no puden devolvernos nada a cambio. 

            El Santo Padre, reflexionando del evangelio sobre la Transfiguración de Jesús en su mensaje para este tiempo, nos recuerda que subiendo al Monte Tabor, “Jesús llevó consigo a tres discípulos, elegidos para ser testigos de un acontecimiento único.” Nos hace comprender que el camino cuaresmal “es “sinodal”, porque no lo hacemos solos sino juntos por la misma senda, discípulos del único Maestro.”  Este camino tiene como meta “una transfiguración personal y eclesial”. 

            En el mismo mensaje el Santo Padre nos propone dos caminos para llegar a la meta: primero, escuchar a Jesús a través de la Palabra de Dios que diariamente nos ofrece la liturgia. Esta escucha pasa también “por la escucha a nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia”. La segunda: “no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones.” La Cuaresma no es un fin en si misma, está orientada hacia la Resurrección y esto nos debe animar a seguir caminando y construyendo la sinodalidad en nuestras comunidades sin miedo.

            Hermanas, que este tiempo nos dejemos transfigurar por nuestra comunión con Jesús para transformar nuestra manera de ver la vida, liberarnos de nuestras esclavitudes y sanar nuestras heridas. “Transfiguradas” creceremos en nuestra responsabilidad evangélica y proclamaremos con gozo y convencimiento la Resurreción del Señor y el amor de Dios que hemos experimentado a nuestros hermanos y hermanas. 

            Que María, nuestra Madre nos lleve de su mano en este camino.

            ¡Feliz Pascua de Resurrección!

 

                                                                       Un abrazo fraternal y mi oración,

Sor Mª Asunción González, O.P.

                                                         Priora General

 

 

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Carta de la Priora General – Adviento 2022

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Adviento 2022

Queridas hermanas:

De nuevo nos encontramos una vez más a las puertas del Adviento, tiempo fuerte de oracion y caridad, pero tambien de alegre esperanza, tiempo en el que nos preparamos para la venida del Señor, en una actitud gozosa, de vigilancia y acogida.  Una ocasion extraordinaria para revisar nuestra vida.  Es una oportunidad que Dios nos da para vivirlo intensamente.

En este tiempo, el Señor vino,  viene y vendrá, ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.

Jesús ya ha venido, y su venida transformó la historia del hombre. Su presencia – Dios hecho hombre – nos anuncia que el amor de Dios se hace realidad plena para todo el que lo quiere vivir. Sólo necesitamos cambiar el corazón, estar dispuestas a amar, a dejarnos guiar por la bondad de Dios, tratando de construir un mundo más justo, más pacífico, donde se viva la  fraternidad y la solidaridad con los más débiles y necesitados, tanto fuera como  dentro de nuestras mismas comunidades, con las mayores, las enfermas, más aún, con las que necesitan nuestra escucha, nuestro tiempo, entusiasmo,  comprensión y misericordia…

Una de las grandes figuras del Adviento es Juan Bautista,  durante estos días los evangelios nos hablarán de este precursor. Él nos invita a un Adviento activo y exigente. Celebrar la venida de Dios, en la próxima Navidad, no es sólo cosa de sentimiento y de poesía. La gracia del Adviento y de la Navidad pide disponibilidad plena, apertura a la vida que Dios nos quiere comunicar. Supone, preparar caminos, allanar, rellenar, enderezar, compartir con los demás lo que tenemos, hacer penitencia, o sea, cambiar de mentalidad.

Os invito a reflexionar en estas dos palabras que tanto se repiten en este tiempo: vigilancia y conversión.

Vigilar implica estar despiertas a la presencia del Señor en todo momento, para que podamos reconocerlo cuando venga a nuestro encuentro.  Viene como mensajero de la paz para mostrarnos los caminos de Dios. Vigilar es también tener el corazón libre, orientándolo hacia el servicio, concretamente estar atentas al prójimo, dejándonos enterpelar por sus necesidades sin esperar a que nos pida ayuda.

¿Qué me dice la palabra “conversión”? ¿Sobre qué punto de mi vida el Señor me pide que debería cambiar? ¿Qué actitudes de Jesús todavía me faltan o debo desarrollar más? ¿Soy coherente en mi esfuerzo para “amar mejor”, “rezar mejor”, “servir mejor” y “comprometerme más”?

Convertirse, es reconocer con honestidad en el  corazon nuestras debilidades, nuestro pecado; es cambiar nuestra vida y dar un paso adelante cada dia; es abrir  el camino del Senor que viene a librarnos del egoismo, del pecado, de la tibieza y de la corrupcion. Es cuando experimentamos en nuestro corazon la cercania del reino de Dios y su salvacion.  Solamente el amor de Dios nos puede sanar y llenarnos de vida.

Isaías, otro de los personajes del Adviento, nos anuncia que “nada hay que temer cuando estamos con el Señor”; y estas palabras del profeta, en un mundo  como el nuestro en que distintos tipos de sufrimiento y pobreza  son una realidad, nos abren a la esperanza ya que nos recuerdan que Dios es nuestro auxilio.

Todas somos muy conscientes de que hay muchos lugares donde ahora mismo se está viviendo una situación difícil de injusticias, guerras, catástrofes naturales, hambre, miseria… situaciones de desierto, pero todo esto podríamos mejórarlo si todos aprendiéramos a reconocer a Dios en medio de nosotros y nos comportáramos como hermanos, o al menos como humanos. Jesús de Nazaret viene al mundo para ayudarnos a encontrar a Dios en medio de nuestra historia.

También este tiempo destaca la figura de la Virgen  María. Exalta la actitud de fe y de humildad con que María se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvador de Dios. María es el modelo de espera gozosa del Señor que viene.

Que con María, abramos nuestro corazón y hagamos espacio a Aquel que ya ha venido y quiere volver a venir para darnos su alegría.  Que lo recibamos con la misma disposición interior y el mismo amor que tuvo María en el primer Adviento de la historia.

Os deseo de corazón que tengamos un feliz y santo Adviento y acojamos con humildad y alegría la venida del Señor.

Un fraternal abrazo

 

Sor Mª Asunción González, O.P.

                                                         Priora General

 

 

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Carta de la Priora General – Nuestra Señora del Rosario 2022

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Nuestra Señora del Rosario 2022

Queridas  hermanas:

La Orden Dominicana hemos heredado el Rosario de Santo Domingo y de tantos hermanos y hermanas que desde siempre extendieron la devocion   a la Virgen del Rosario.

Octubre representa el mes dedicado especialmente al Rosario.  Millones de personas en el mundo lo rezan para pedir o agradecer aquello que llevan en la intimidad de su corazón, ya que sienten  a la Virgen como una madre que los acompaña.

Nosotras hoy por ser su fiesta, acudimos a Ella de manera especial, a través del rezo del Rosario.  En medio de la repitición del Avemaría, nos centramos en la persona de Jesús, en su nacimiento, vida, muerte y resurrección.  Los cinco misterios gozosos, los dolorosos, los gloriosos y tambien los luminosos tienen como protagonista principal a Jesús, nuestro hermano, amigo y salvador, pero tambien vemos cómo de una manera u otra en todos ellos encontramos la presencia de la Virgen María. Tal vez por ello, varios Papas han resaltado “la índole evengelica” de esta oración y su orientación  profundamente cristológica.

En palabras de San Pio X, ”El Rosario es de todas las oraciones la más bella, la más rica en gracia y la que más complace a nuestra Madre María.

San Pablo VI: “El rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y reflexivo remanso que favorezcan a quien ora la meditación de los misterios de la vida del Señor, vistos a través del corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor”.

San Juan Pablo II decía, “el Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad“. El Rrosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo”.

Benedicto XVI dice: “Contemplando en la Madre de Dios una existencia totalmente modelada por la Palabra, también nosotros nos sentimos llamados a entrar en el misterio de la fe, con la que Cristo viene a habitar en nuestra vida” (Verbum Domomini 28).

El Papa Francisco explica que “rezando el Avemaría, somos conducidos a reflexionar sobre los momentos centrales de la vida de Jesus, para que, como para Maria y para San Jose, Él sea el centro de nuestros pensamientos, de nuestras atenciones y de nuestras acciones.

Son muchos los relatos de santos que han expresado, con palabras maravillosas, la eficaz y, a la vez, tierna manera de acercarse a Dios a través de esta oración.

Para Santa Teresa de Calcuta:  “María es nuestra madre, la causa de nuestra alegría. Por ser madre, yo jamás he tenido dificultad alguna en hablar con María y sentrime muy cercana a ella.”

Cuando sus hijos espirituales le pidieran que les dejara su herencia espiritual, Padre Pío respondió inmediatamente sin pensar siquiera: “El Rosario”.

Hermanas, quisiera invitaros no solamente a ser amantes de esta oración del Rosario, tan dominicana, sino también a ser grandes propagadoras del mismo.

A todas os deseo una muy feliz fiesta de Ntra. Sra. del Rosario.

 

Un fraternal abrazo y mi oración,

Sor Mª Asunción González, O.P.

                                                         Priora General

 

 

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Carta de la Priora General – Adviento 2022

Por | 2022, Carta de la Priora General

 

Queridas Hermanas:

Una vez más el Senor nos regala iniciar este tiempo fuerte – como nos dice la Iglesia – que es el tiempo de Cuaresma; tiempo en el que debemos  reflexionar sobre nuestra fe y prepararnos para la Pascua, para ese gran acontecimiento pascual, por lo tanto también tenemos que reflexionar sobre nuestra vida: cómo la llevamos tanto personal como comunitariamente. La Iglesia nos pone como tres pilares, que desarrolla Jesús en el  evangelio del Miércoles de Ceniza,  Mateo 6,1-6.16-18.

En este texto nos ofrece los tres pilares de la vida cristiana, que son la oración, el ayuno y la limosna. Y nos lo propone de una forma humilde, sencilla, sin vanidad.

Nos  propone una oración sencilla, íntima, profunda, oculta, nada de exterior; una oración en la que sólo busquemos su mirada y su corazón, y quiere que sea un diálogo con Él, que escuchemos su Palabra, en la que encontraremos lo que Él quiere que hagamos. Que en este tiempo de oración tengamos presentes las necesidaes de todos nuestros hermanos, las difíciles situaciones por las que estamos pasando toda la humanidad, situaciones religiosas, políticas, económicas…

La penitencia que hagamos no sea exterior, como lo hacian los fariseos, sino más bien ponernos en la piel del otro, en los zapatos del que sufre, en revisar nuestras actitudes y acciones, en ver qué deseos tenemos en darnos  y ayudar a los demás. Que sepamos ayunar de  tantas cosas que nos complican la vida y que hacen que perdamos la paz; que dejemos a un lado las relaciones que nos hacen mal, y también hacen mal a los demás.  Que sepamos ayunar de tantas desilusiones,  de tantas preocupaciones, de tantas palabras enfermizas, de tantas indiferencias… y que sepamos abrirnos a los demás como hermanos.

La limosna que quiere es que nos preocupemos exigentemente por las necesidades del otro, del más proximo, del que sufre, de nuestras hermanas que se sienten solas, enfermas, mayores… Estemos atentas, dándoles parte de nuestro tiempo con palabras de aliento, que consuelen y estimulen a quien veamos triste. Muchas veces, solamente es suficiente con ser amables,  regalar una sonrisa, decir una plabra que estimule, que alegre en medio de tanta indiferencia como vemos con tanta frecuencia.

Pidamos al Señor  que en estos días de cuaresma nos  muestre el camino del amor, de la compasión, de la amabilidad, del perdon, y de la buena acogida a todos.

Que María, nuestra guía en el itinerario cuaresmal, nos lleve a un conocimiento cada vez más profundo de Cristo, muerto y resucitado. Ella, la fiel sierva de su Hijo interceda por cada una de nosotras ahora y siempre.

            A todas os deseo una santa Cuaresma y una Feliz Pascua de Resurreccion.

 

 

                                                                       Un abrazo fraternal y mi oración,

 

 

                                               Sor Mª Asunción González, O.P.

                                                         Priora General

 

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