Virgen del Rosario 2024
Queridas Hermanas,
Una vez más nos ponemos en contacto para honrar a nuestra Madre del cielo, la Virgen del Rosario. Nos dirigimos a Ella para que, conforme a su título ‘del Rosario’, nos ayude a participar conscientemente en los misterios de la vida, muerte y resurrección de Jesús.
En este día elevamos nuestro corazón hacia ella, contemplando el misterio de la Encarnación hecho realidad en su seno virginal, sintiéndonos profundamente conmovidas por su humildad y su fe inquebrantable. Por su “Fiat” comenzó la realización del plan salvífico de Dios. Nos abrió a la esperanza de un mundo nuevo: el Reino de Dios, donde reine la paz, la justicia y la fraternidad. Es en esta convicción donde podemos agarrarnos en medio de la situación actual en la que vivimos envueltas en guerras.
La vida de María es un constante ejemplo de contemplación. En cada misterio del Rosario, la vemos sumergida en una profunda comunión con su Hijo, meditando los acontecimientos de su vida con un amor y una comprensión que nos sobrepasan. Su corazón, lleno de gracia, fue el primer santuario donde habitó la Palabra de Dios, y cuanto más se adentra en la contemplación más crece su amor.
Como misioneras dominicas, su ejemplo nos anima a vivir el carisma de nuestra Orden: contemplar y dar lo contemplado. Al igual que ella debemos profundizar constantemente en la contemplación de los misterios de nuestra fe, para poder compartirlos con los demás de manera clara y conmovedora; y para nosotras crecer en el amor de Dios. La contemplación nos lleva a la comunión con Dios. En el rezo del Santo Rosario, encontramos un camino seguro para alcanzar esta unión con Cristo. Cada Avemaría es una invitación a unir nuestra voz a la de nuestros hermanos y hermanas, a la de los ángeles y los santos, proclamando las grandezas del Señor. Cada misterio es una oportunidad para meditar en la vida, la pasión, la muerte y la gloria de Jesús, y para experimentar la alegría de su Resurrección y la grandeza del amor de Dios.
En este tiempo en que la paz es el don más deseado, pidamos a la Virgen del Rosario su intercesión, confiando que ella lo puede alcanzar de su Hijo, como tantas veces nos lo ha demostrado. Que su cercanía maternal consuele a tantas personas que están sufriendo los horrores de las guerras, como consoló a su hijo al pie de la cruz. Pedimos también que nuestro corazón sea un reflejo del suyo, lleno de amor, de paz y de esperanza.
¡Feliz fiesta a todas!
Un abrazo fraternal y mi oración,
Sor Mª Asunción González, O.P.
Priora General