Carta de la Priora General-Cuaresma 2020

CUARESMA 2020

Queridas Hermanas:

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión que nos marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestras faltas y cambiar algo de nosotras para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivirla como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Por ello la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos.

Por regla general cuando hablamos de conversión, casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Un esfuerzo casi imposible para el que no nos sentimos ya con humor ni con fuerzas porque parece que nunca nos acercamos a la meta.

Sin embargo, si nos detenemos ante el mensaje de Jesús, escuchamos, antes que nada, una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana, porque Dios esta cerca y quiere cambiar nuestra vida.

La conversión de la que habla Jesús no es algo forzado. Es un cambio que va creciendo en nosotras a medida que vamos cayendo en la cuenta de que Dios es alguien que quiere hacer nuestra vida más humana y feliz. Por eso la conversión no es algo triste, sino el descubrimiento de la verdadera alegría. No es dejar de vivir, sino sentirnos más vivos que nunca. Descubrir hacia donde hemos de vivir.

Convertirse es algo gozoso. Es limpiar nuestra mente de egoísmos e intereses que empequeñecen nuestro vivir cotidiano. Liberar el corazón de angustias y complicaciones creadas por nuestro afán de poder y posesión. Liberarnos de objetos que no necesitamos y vivir para personas que sí nos necesitan.

Comenzamos a convertirnos cuando descubrimos que lo importante no es preguntarnos como puedo llegar a conseguir algo. Sino como puedo llegar a ser yo misma.

Cuando escuchamos la llamada de Jesús: “Convertíos, porque esta cerca el Reino de los cielos”, pensemos que nunca es tarde para convertirnos, porque nunca es tarde para amar, nunca es tarde para ser mas feliz, nunca es demasiado tarde para dejarse perdonar y renovar por Dios.

Dejémonos guiar por Maria que es Madre y sabe cómo guiarnos. Dejémonos guiar por Ella, de manera especial en este tiempo de misericordia.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

Un fraternal abrazo,

Sor Mª Asuncion González, OP

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