Ochocientos años son muchos años y es que el Espíritu Santo no cesa de
obrar en su Iglesia, haciendo nuevas todas las cosas para el bien de la
humanidad. Juntos vamos haciendo historia, no de acumulación de años cuanto
de experiencia del amor de Dios que se desborda en sus hijos. Hemos sido
llamados a comunicar este amor misericordioso con la palabra y, sobre todo, con
la vida.Sor Mª Asunción González, O.P.
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