Sto. Domingo de Guzmán 2023
Queridas hermanas:
Al finalizar nuestro encuentro de gobiernos, en vísperas de celebrar la fiesta de nuestro padre Sto. Domingo, deseo animaros a dar gracias a Dios por hacernos partícipes del carisma que él nos ha legado y que siempre es actual donde quiera que desempeñemos nuestra misión. Nuestro Padre nos dejó un carisma que tiene que seguir dando vida como él la dio en su tiempo.
En el encuentro de gobiernos hemos podido constatar distintas vivencias en el ejercicio de la autoridad y la sinodalidad en nuestro instituto, vivencias que a veces obstaculiza nuestra misión como portadoras de la verdad y compasión que nuestro padre vivió en plenitud y deseó que siguiese como distintivo propio de la Familia dominicana. Por ello nos sentimos llamadas a fortalecer entre nosotras la cultura del cuidado y hacer más real la sinodalidad que ya se refleja en nuestra estructura congregacional.
Veamos más de cerca a nuestro padre y aprendamos su delicadeza en el trato con todos y en el ejercicio de la autoridad. Su primer biógrafo y sucesor, fray Jordán de Sajonia, nos dice que «con su alegría se atraía fácilmente el afecto de todos y cuantos le miraban quedaban de él prendados; donde quiera que se hallase, en casa o de viaje predicando, siempre tenía palabras de edificación y abundaba en ejemplos con los que inclinaba a los ánimos de los creyentes al amor de Cristo». Nuestra vida comunitaria será un espacio donde todas crecemos si tenemos siempre en cuenta el impacto que nuestra palabra pueda producir a quien la dirijamos. Una palabra de ánimo, de consuelo, de apoyo, de pedir perdón es suficiente para que la hermana se sienta valorada y amada; y a su vez capaz crear un ambiente donde nos sintamos más fraternalmente unidas unas con otras.
Domingo fue revestido de sensibilidad, ternura y compasión, esto le hacía tener una gran capacidad para salir de sí mismo y colocarse en el puesto y en la situación del prójimo, tanto en el dolor como en la alegría, porque compadecer al prójimo es sintonizar con él, compartir sus sentimientos. Su sensibilidad y su ternura lo mostraba en el trato cálido y humano con todos. La ternura que sentía hacia todos, hizo de él un experto en la corrección fraterna, “todos los hombres cabían en la inmensa caridad de su corazón, y, amándolos a todos por todos era amado”. La dignidad de la persona para él era sagrada por eso siempre corregía con amabilidad cuidando no herir a nadie.
Él también tuvo presentes los valores de la solidaridad, la colegialidad, la búsqueda de la verdad y el bien común.
Según su biógrafo Pedro Ferrando, la compasión resplandece ya desde su niñez: “Desde su infancia creció con él la compasión, de modo que concentraba en sí mismo las miserias de los demás, hasta el punto que no podía contemplar aflicción alguna sin participar de ella”. Hay un acontecimiento famoso del joven Domingo que viene bien recordar aquí. Una gran hambre sobrevino en la región de Palencia. Domingo se compadeció profundamente de los pobres y les fue entregando todo lo que tenía, incluso lo que más apreciaba, sus libros, que estarían llenos de notas y que supondrían una fortuna, no sólo económica sino intelectual. Con este gesto brillaba la solidaridad de nuestro padre.
También fue atento a los signos de los tiempos, sensible y abierto a las realidades humanas y a los acontecimientos temporales, porque en ellos también habla Dios. Él veía cada situación con los ojos de Dios y fue capaz de comprender cada momento e iluminarlo con la luz del Evangelio, abierto al diálogo con los hermanos, lo cual significa escuchar, además de hablar. Preguntémonos sinceramente, ¿cómo es nuestra manera de escuchar? La verdadera escucha implica no sólo el oido sino todos los sentidos y con empatía, haciendo que el otro se sienta acompañado en su caminar, sin olvidar que lo que se busca es la voluntad de Dios.
Hermanas, nuestro padre Sto. Domingo tiene mucho que enseñarnos, estemos abiertas para fortalecer en nosotras estas caracteristicas tan actuales y necesarias en nuestra vida y sociedad actual.
Ante la Virgen del Camino pido para que ella nos proteja en nuestro diario caminar.
¡Os deseo una feliz fiesta de nuestro padre Sto. Domingo!
Un abrazo fraternal y mi oración,
Sor Mª Asunción González, O.P.
Priora General