Carta de la Priora General – Nuestra Señora del Rosario 2020

Queridas hermanas:

      El 7 octubre celebramos con gozo la hermosa fiesta de Ntra. Sra. del Rosario, para nosotras como dominicas, una buena oportunidad para reflexionar sobre la figura de la Virgen, sobre su gloria y sus enseñanzas.  Maria estuvo asociada en modo especialísimo a la encarnación, la pasión y Resurrección del Hijo de Dios.

      Con alegría podemos constatar cómo por diversas circunstancias el rosario ha vuelto a ponerse de moda, está nuevamente en su lugar, es decir, en las manos de los fieles, jóvenes y menos jóvenes, laicos y consagrados.

         Uno de los muchos dones que San Juan Pablo II ha dejado a la Iglesia es precisamente este: haber vuelto a poner el santo Rosario en las manos de todos. Con su ejemplo, motivó y confirmó a cuantos nunca habían abandonado esta piadosa práctica, incluso en las épocas en las que se les podría haber ridiculizado.

         Entre todas las devociones que hay dedicadas a la Virgen Maria, el rosario es la que mas identifica y une a los católicos. Es una magnifica oración que nos encamina a vivir los misterios del Evangelio, a recordar y meditar los momentos mas significativos del Salvador. El rosario es una oración evangélica, que necesita la meditación; nos ensena que, con Cristo, a través del gozo y el dolor se consigue la gloria

         En la Carta Apostólica Rosarium  Virginis Mariae: “El Rosario de la Virgen Maria, leemos …es una oración apreciada por numerosos santos y fomentada por el Magisterio. En su sencillez y profundidad, sigue diciendo también… es una oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad. Es una oración centrada en la cristología. En la sobriedad de sus partes, concentra en si la profundidad de todo el mensaje evangélico”.  (RVM n.1)

         En efecto, el Santo Rosario nos ayuda a vivir inmersas en el misterio de Cristo, casi rumiando continuamente su vida, sus palabras, su ejemplo su conducta y favoreciendo, también la identificación con Cristo.

         Nos acerca de modo especial a todo el pueblo de Dios, tanto a los simples como a los doctos, a los santos como a los pecadores. No hay ninguna oración que necesite menos preparación y, al mismo tiempo, que sea tan eficaz para el corazón y la mente del hombre.

         San Pablo VI afirmaba, “no solo no se opone a la Liturgia, sino que le da soporte, ya que la introduce y la recuerda, ayudando a vivirla con plena participación interior, recogiendo así sus frutos en la vida cotidiana” (RVM n, 4). La contemplación es el elemento esencial del Rosario, es una plegaria perfecta. Es una lectura del Evangelio en clave mariana.

         Mis queridas hermanas, confiemos constantemente nuestro camino personal de santificación y apostolado a la Virgen Maria, por medio de la oración fiel y humilde del Santo Rosario. En la historia, no nos falta el ejemplo de tantos santos que con gran eficacia pudieron llevar a cabo todo su trabajo de auténtica evangelización.

         ¡Que tengamos todas un buen mes de octubre! Que la oración del Santo Rosario nos una, como las cuentas del rosario, en un intenso  amor fraternal.

         ¡Feliz día de la Virgen del Rosario!

         Un fraternal abrazo y mi oración,

         

 Sor Mª Asunción González, OP.

 Priora General

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