Nuestro Señor Jesucristo no vino a este mundo para quedarse en los lugares de bienestar y reconocimiento social, sino que se adentra en las realidades sociales para liberarlos, generar vida y bendición, para restituir dignidades rotas e integrar en la comunidad. No le importa el rechazo; la incomprensión lo acepta sin violencia, queja o victimismo. Es un ejemplo que nos fortalece y renueva el ánimo especialmente cuando la falta de reconocimento, el desprecio y la incomprensión nos hieren.
Sor Mª Asunción González, O.P.