Carta de la Priora General – Santo Domingo 2020

Muy queridas hermanas:

            Estamos ya próximas a celebrar la fiesta de Ntro. Padre Santo Domingo de Guzmán, hombre compasivo, que quería ser una respuesta de misericordia para el mundo.

            El beato Jordán de Sajonia, nos ofrece una bella descripción del Santo “inflamado, del celo de Dios y de ardor sobrenatural, poseía una caridad sin límites y un fervor de espíritu vehemente”.  Se subraya precisamente este rasgo fundamental de Santo Domingo:  hablaba siempre con Dios o de Dios.  En la vida de los santos van siempre juntos el amor a Dios y al prójimo.

            En Santo Domingo sobresalen tres cualidades que siempre llamaron la atención de sus compañeros y que hoy son mas necesarias que nunca: la ALEGRÍA, el REALISMO y la COMPASIÓN, pero quisiera compartir con vosotras especialmente la COMPASIÓN, dada la situación en que nos encontramos como humanidad en estos tiempos de pandemia.

            Santo Domingo, desde su infancia creció en él la compasión, de manera que concentraba en sí mismo, las miserias de los demás. Sentía un gran amor por los pobres y necesitados, como presencia de Cristo en cada uno de ellos. Todas sabemos muy bien la gran hambruna que sobrevino en Palencia, cuando él era estudiante allí.  Él se compadeció profundamente de los pobres y les entregó todo lo que tenía, incluso lo que más apreciaba, sus libros. Más dramática, es esa otra escena de su vida en la que tiene intención de venderse como esclavo, cuando ya no tenía otra cosa que vender. Por todo ello sufrió incomprensión y criticas, a las que él contestaba con amabilidad y paz: “No puede ser que Cristo sufra hambre en los pobres mientras yo guarde en mi casa algo con lo cual pueda socorrerlos”. En verdad podemos decir que Domingo fue pobre con los pobres y por los pobres. Es esta una faceta que seguro que interpela nuestra vida.  Junto a nosotras existe, hoy también, la pobreza de tantas personas y familias, que, por la situación económica actual, lo están pasando realmente mal; estas situaciones, ¿interpelan nuestra sensibilidad, nuestra solidaridad y nuestra caridad? 

Creo que debería ser una llamada urgente al desprendimiento de lo nuestro para compartirlo con los más necesitados.

            Estamos viendo como el mundo a consecuencia de esta pandemia, está hoy muy necesitado de misericordia y compasión en todos sentidos. Las penosas urgencias de muchos hacen necesaria nuestra compasión, que implica un compromiso real con todos nuestros hermanos sufrientes, para caminar hacia un mundo cada vez más solidario.

            Hermanas como Dominicas estamos convocadas a trabajar para conseguir un mundo más humano y fraterno. Miremos al modelo de la primera comunidad cristiana, cómo estaba edificada sobre la oración, la lectura de las Escrituras, la fracción del pan y el compartir de todos los que tenían bienes, para no abandonar a nadie en necesidad (cf. He, 2, 42-45). Pidamos al Señor que aumente nuestra FE, así fortalecerá nuestra ESPERANZA y aumentará nuestra CARIDAD.

           

            ¡FELIZ FIESTA DE SANTO DOMINGO!

 

            Un fraternal abrazo y mi oración,

 

 

Sor Mª Asunción González, O.P.

Priora General

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